En la actualidad parece que estamos asistiendo al verdadero inicio de una nueva etapa en cuanto a los medios de transportes personales y los sistemas de propulsión que los impulsan. Las continuas crisis del petroleo, sus bajadas y subidas de precios desorbitadas y la elevada tasa impositiva con la que se grava a los combustibles fósiles, además de una mayor concienciación global con respecto a las emisiones y el efecto invernadero, están haciendo posible que cada vez surjan mas alternativas de transporte al convencional coche con motor de explosión propulsado por gasolina o gasoil.
En la actualidad se empieza a vislumbrar el futuro de una guerra tecnológica por imponerse como el estándar del futuro en el mercado del automóvil una vez abandonemos definitivamente los combustibles fósiles. Los coches eléctricos son para muchos el favorito de esta carrera, aunque hay otras tecnologías interesantes como los autos con motores basados en pilas de combustible, en este caso el más conocido es el de hidrógeno. Existen otros que funcionan con aire comprimido y otros con materiales biodegradables o de origen orgánico.
En la actualidad los coches eléctricos parecen estar imponiendose a las demás alternativas. De hecho parece que los coches eléctricos son el paso lógico con el devenir de los tiempos y este presente tan altamente tecnificado y relacionado con lo electrónico. Sin embargo si echamos la mirada atrás en el tiempo y nos fijamos en los principios del siglo XX y finales del XIX , nos percataremos de que no es la primera vez en la historia que se produce una “guerra” entre distintas tecnologías de propulsión por imponerse como el estándar del mercado. Una primera batalla entre tecnologías de propulsión para los vehículos personales ya se produjo con el nacimiento de los primeros automóviles. Por sorprendente que parezca y por acostumbrado que estemos en asociar los vehiculos actuales a la gasolina, por aquel entonces ya existían coches eléctricos y lo cierto es que gozaban de cierta popularidad entre el público, de hecho durante un breve periodo de tiempo hubo más vehículos eléctricos que de combustión interna en las carreteras. La empresa Anderson Electric Car Company en Detroit llegó a fabricar más de 40.000 unidades de su auto eléctrico.
Por aquella época había 3 tecnologías predominantes, por un lado estaban los motores eléctricos basados en baterías, muy similares a los coches eléctricos actuales. Luego teníamos los primeros vehículos de combustión interna, y por último teníamos vehículos que funcionaban a vapor de manera análoga a como lo hacen los trenes de vapor de la época.
Al final de la batalla el ganador fue el coche de combustión interna, los principales motivos fueron por un lado la autonomía. Los coches de combustible interna podía ir mucho más lejos. Por aquel entonces el tamaño y volumen de las baterías de los coches eléctricos era mucho mayores y pesadas que actualmente, de hecho para equiparse, en aquella época la batería tendría que haber sido más grande que el propio coche.
Los motores de vapor, también tenían este hándicap y además podían explotar con cierta facilidad. Por ello la próxima vez que pienses en un coche eléctrico, ten en cuenta que no es futuro, ni siquiera presente, fueron muy populares hace más de 100 años y hoy parece que pretenden volver a serlo.
