Desde hace bastantes años, el uso del hidrógeno verde como fuente de energía renovable que pueda sustituir a los combustibles fósiles ha estado encima de la mesa. Más allá de los coches eléctricos con pilas de combustible de hidrógeno, que no deja de ser una forma de coche impulsado por energía eléctrica, existe otra alternativa y es la de usar el hidrógeno como combustible de la misma forma o similar a como lo hacemos con la gasolina, es decir, quemándolo en motor de combustión, con la ventaja de que el residuo es principalmente vapor de agua.
Desde hace bastantes años, el uso del hidrógeno verde como fuente de energía renovable que pueda sustituir a los combustibles fósiles ha estado encima de la mesa. Más allá de los coches eléctricos con pilas de combustible de hidrógeno, que no deja de ser una forma de coche impulsado por energía eléctrica, existe otra alternativa y es la de usar el hidrógeno como combustible de la misma forma o similar a como lo hacemos con la gasolina, es decir, quemándolo en motor de combustión, con la ventaja de que el residuo es principalmente vapor de agua.
La principal forma de extracción del hidrógeno verde se realiza mediante la electrólisis del agua para conseguir dividir la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno. Una vez dividia, el hidrógeno resultante, formado por 2 átomos de hidrógeno unidos, es inflamable, incluso podríamos añadir a la mezcla el propio oxígeno obtenido de la electrólisis. La idea final es que la electrólisis se realice utilizando energía eléctrica proveniente de fuentes como las placas solares o la energía eólica.
Partiendo de esta idea, de que podemos directamente quemar el hidrógeno, en estos momentos de incertidumbre mundial y con la posibilidad de un corte total del gas por parte de Rusia a Europa, muchas voces plantean la posibilidad de usar el hidrógeno como sustituto del gas natural para calentar los hogares del centro y el norte de Europa en invierno, incluso utilizando la misma infraestructura que se utiliza actualmente para llevar el gas natural hasta las casas de los ciudadanos. Esta idea ha sido calificada por algunos expertos como de un sinsentido.
En declaraciones de los responsables de la iniciativa Octopus Energy, un grupo británico de energía renovable especializado en energía sostenible, han indicado en declaraciones al Financial Times, que usar hidrógeno para calentar las viviendas será como hacerlo quemando billetes de 10 libras.
Y es que calentar con hidrógeno necesitará hasta seis veces más energía que hacerlo con una bomba de calor eléctrica.
Según Richard Lowes, asociado principal del Proyecto de Asistencia Normativa, una organización no gubernamental multinacional independiente centrada en la energía: «La calefacción con hidrógeno duplicará el coste de la factura anual de combustible en comparación con una bomba de calor. Esto quiere decir que para la calefacción el gas está muerto, y también lo está el hidrógeno. El coste del hidrógeno nunca va a compensar a los consumidores, que también son votantes, y los políticos lo saben. El gobierno tiene miedo de enfrentarse a la industria, y están tratando de ser educados. Si puede calentar su casa con una bomba de calor y cuesta lo mismo o menos que usar una caldera de gas ahora, los beneficios son bastante obvios”.