En la actualidad al igual que el resto de sectores económicos, el sector del petróleo y los combustibles se está viendo seriamente afectado por las consecuencias derivadas de la crisis del Covid19. Se trata de una crisis a nivel mundial, pero debido al confinamiento decretado en distintos países como España, la crisis del sector se agrava todavía más.

En la actualidad al igual que el resto de sectores económicos, el sector del petróleo y los combustibles se está viendo seriamente afectado por las consecuencias derivadas de la crisis del Covid19. Se trata de una crisis a nivel mundial, pero debido al confinamiento decretado en distintos países como España, la crisis del sector se agrava todavía más.

Entre los problemas que enfrenta el sector, podemos distinguir los problemas que enfrentan los grandes productores a nivel internacional, tanto empresas como estados, y por otro, los problemas que enfrentan los distribuidores y puntos de ventas nivel nacional. Entre las primeras, una de las consecuencias de la pandemia es la guerra de precios desatada en Arabia Saudí y Rusia. Dicha guerra aparece como consecuencia más directa de la pandemia, ya que Rusia se opuso al recorte de la producción de crudo propuesto por la OPEP y que trataba de paliar la caída de precios previsible por la incertidumbre en los mercados debido al coronavirus.

Estos hechos han producido que el precio del petróleo se desplome de forma drástica, con caídas inéditas desde la primera Guerra del Golfo en 1991.

En conocido como barril de referencia en Europa el crudo Brent ha caído hasta los 34,36$, lo que supone un 24% menos que la última sesión. Esta situación puede alargarse meses debido a la incertidumbre sobre el futuro de la pandemia y el desencuentro por el precio y la producción de estos 2 países.

En lo que se refiere a los distribuidores y puntos de ventas a nivel nacional. Tanto estaciones de servicios como empresas de distribución enfrentan el problema de una profunda disminución en las ventas debido al confinamiento y la obligación impuesta por el gobierno de seguir todas las gasolineras abiertas pese a drástica reducción en las ventas. El confinamiento ha reducido los desplazamientos tanto en carretera como en ciudad en un 80% y todos esos vehículos aparcados han dejado de necesitar el rellenado del tanque.

La patronal de las gasolineras ha sido la primera en denunciar una situación, a la que, si no se le pone remedio, puede afectar gravemente a muchos establecimientos, pudiendo llevarlos a la quiebra. En este sentido, el sector reclama la puesta en marcha de servicios mínimos, es decir que solo permanezcan abiertas un número reducido de estaciones de servicios por habitantes, de forma que se garantice el suministro sin afectar a la economía de estas empresas.