La implantación del coche eléctrico ya no tiene vuelta atrás, es un objetivo fundamental si queremos frenar el cambio climático y la destrucción de hábitats naturales, sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Uno de los elementos más importantes de un coche eléctrico es su batería, la batería determinará su autonomía, el tiempo de carga y la potencia del coche.
La implantación del coche eléctrico ya no tiene vuelta atrás, es un objetivo fundamental si queremos frenar el cambio climático y la destrucción de hábitats naturales, sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Uno de los elementos más importantes de un coche eléctrico es su batería, la batería determinará su autonomía, el tiempo de carga y la potencia del coche. Actualmente se trabaja en lograr baterías más pequeñas, con mayor autonomía y menor tiempo de carga y que a su vez sean fácilmente reciclables. El problema es que las baterías de los coches eléctricos requieren de la utilización de materias primas difíciles de conseguir, que en muchos casos se extraen en países del tercer mundo sin las mínimas garantías o derechos laborales, y una vez finalizada su vida útil, alguno de sus componentes puede ser muy contaminantes. Estos problemas ante la demanda al alza de coches eléctricos y si pretendemos sustituir a los actuales modelos de gasolina y diésel deben solucionarse.En los coches eléctricos se supone que una batería es capaz de soportar hasta 300 ciclos de carga completos, es decir que nos podría durar con un uso medio unos 8 años. Esto es poco tiempo, y en materia de medio ambiente supondría un nuevo problema medioambiental, sin embargo, no todo está perdido, existen ya empresas apostando por el reciclaje de estas baterías, para devolverlas a la cadena de producción una vez finalizada su vida útil.
Actualmente existen 2 formas de reciclar estas baterías, la primera es triturándolas completamente y luego aprovechando una parte de los materiales y otra es mediante la separación de esta batería es sus componentes constitutivos para luego reciclarlos de manera independiente. Separar manualmente cada uno de los componentes es altamente costoso en tiempo y dinero, la trituración es más barata pero dependiendo del proceso podremos recuperar más o menos materiales, aquí es donde entran algunas de las nuevas empresas que se están dedicando al reciclaje de este tipo de baterías, hablamos concretamente de la alemana Duesenfeld, ellos también trituran las baterias pero el proceso es diferente. En primer lugar retiran todos los elementos de la batería que pueden ser desmontados fácilmente con pocas herramientas y personal y luego lugar de usar la denominada «descomposición térmica» , es decir meter lo que queda de las baterías en un horno a 500ºC , y recuperar posteriormente lo que se pueda del horno, sin emabrgo Duesenfeld utilizan medios mecánicos, como explica el director de la empresa Christian Hanisch, emplean una trituradora de nitrógeno gaseoso, evitando las reacciones químicas que se dan con la descomposición térmica. Con esta técnica, primero se evapora el electrolito líquido y después se recupera mediante la condensación. Posteriormente, el electrolito fluye hacia un recipiente. Esta forma de actuar permite separar la mezcla restante de materiales mediante procesos con imanes o aire.
Esta técnica de trituración logra reutilizar metales ferrosos, no ferrosos y polvo de litio; además de otros residuos como níquel, manganeso y cobalto. De este modo, gran parte de la batería original podría conservarse para usos posteriores.